La piña tropical es originaria de Sudamérica, concretamente de Brasil. Fue encontrada por los españoles en 1493, en el segundo viaje que hizo Colón a América del Sur en una Isla que llamó Guadalupe. Para ese entonces era ya una especie domesticada y ampliamente cultivada por los aborígenes. Luego fue llevada a India, China y Japón por los portugueses y al Pacífico y Centroamérica por los españoles.
Actualmente se produce abundantemente en toda la zona tropical siendo Panamá, Costa de Marfil, Guatemala y Costa Rica los principales países productores para España. La piña Baby es una piña enana procedente de Sudáfrica, muy aromática y con las mismas propiedades de la piña pero corregidas y aumentadas.
De forma ovalada y gruesa. Mide aproximadamente 30 cm de largo. Su pulpa es acidulada y aromática, y tiene un color amarillo o blanquecino, y está cubierta por brácteas que forman su piel. Su imagen se asocia con la abundancia, la riqueza y el exotismo.
La piña es otra de las frutas más conocidas por sus propiedades depurativas, lo que la hace interesante a la hora de incorporarla a la dieta o como postre tras comidas copiosas. Tiene un alto contenido en fibra, facilita las digestiones y es muy poco calórica. Su elevado contenido en agua le confiere un alto poder saciante y una gran capacidad diurética.
La piña es una fruta muy versátil que se puede consumir sola, o como un ingrediente con pescado, carne o vegetales. También es un ingrediente muy común en la cocina oriental. Se puede envasar en conserva para distribuirla a nivel mundial. La mayoría de las piñas en el mundo son producidas en Hawái y Asia Sudoriental.
La piña se debe consumir lo antes posible una vez comprada, aunque se puede conservar unos días en un lugar seco y fresco, y sobre una base blanda. No debe guardarse nunca en el frigorífico, a no ser que esté ya pelada y cortada.
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La piña se considera un "medicalimento" por su riqueza en vitaminas, pero sobre todo por las propiedades de la enzima bromelina, que tiene la virtud de fragmentar las proteínas y convertirlas en aminoácidos, lo que favorece el proceso digestivo y la hace esencial en toda dieta:
- Es la fruta digestiva por excelencia: Porque estimula la producción de jugos gástricos. Está especialmente indicada para digerir las proteínas. Las personas con dispepsia tienen en la piña una aliada si se toma fresca, pues con el calor se anula la acción de la bromelina.
- Antidiarreica: Inhibe el crecimiento de los microbios intestinales (acción antipútrida) y mejora los receptores del intestino.Tanto la fruta como la decocción de la raíz se recomiendan tradicionalmente en el tratamiento de los parásitos intestinales.
- Depurativa: La piña es un excelente remedio para el hígado y se sabe que su consumo regular aumenta la circulación en este órgano vital.
- Antiinflamatoria: Ejerce una notable acción antiinflamatoria, útil en casos de tendinitis y afecciones reumáticas con edema de los miembros.
- Protectora frente al cáncer: Por las vitaminas y minerales que aporta tiene un alto carácter anti oxidante que interfiere en el desarrollo de células malignas (reduciendo el riesgo de metástasis de algunos tipos de cáncer) y parece potenciar los efectos de la quimioterapia.
- Cardiosaludable: Inhibe la agregación plaquetaria y ejerce una actividad fibrinolítica, lo que reduce el riesgo de embolias.
- Anticatarral: En caso de resfriado, catarro o sinusitis, sobre todo si se acompaña de mucosidad, la piña es un excelente complemento alimentario, ya que al ejercer una acción proteolítica disuelve las mucosidades, las vuelve más líquidas y ayuda enormemente a eliminarlas. Su contenido en vitamina C tampoco es ajeno a esta acción benéfica frente al catarro y la tos.
- Buena para la piel: Ayuda a limpiar y sanar las úlceras de la piel, y a mejorar la cicatrización de las quemaduras.
POLLO CON PIÑA
Tiempo: 45 minutos
Dificultad: Media
Ingredientes:
- 1 pollo deshuesado en trozos
- 1/2 taza de harina
- 3 cucharadas de aceite
- 1 cucharada de harina de maíz
- 1 taza de piña en trozos
- 1 cucharadita de jengibre en polvo o rallado
- 3 cucharadas de vinagre
- 1 cucharada de salsa de soja
- 1 cucharada de azúcar moreno o mascabado
Elaboración:
- Salpimentáis el pollo y lo enharináis ligeramente.
- Calentáis el aceite en un sartén grande a fuego medio y agregáis el pollo.
- Freís hasta que empiece a dorarse, escurrís bien el exceso de grasa y reserváis.
- En la misma sartén, agregáis la harina de maíz y cocináis hasta que se dore.
- Incorporáis la piña, el jengibre y la salsa de soja. Cocináis un par de minutos.
- Añadís el pollo a la sartén y el vinagre, el azúcar y 2 tazas de agua.
- Ajustáis la sal y la pimienta al gusto y dejáis hervir suavemente.
- Tapáis y reducís el fuego hasta que el pollo quede suave, alrededor de 30 minutos.
- ¡¡A disfrutar!!